sábado, 24 de marzo de 2012

Me pasaría horas mirándote, Madre, sólo mirándote.
Tengo pensadas mil frases que decirte y no sale ninguna porque mirándonos nos entendemos.

Hoy os invito a que la miréis. No hace falta que os desplacéis hasta el Rocío para hacerlo, basta con que cerréis los ojos, hagáis un parón en este hermoso día y la busquéis porque es fácil encontrarla. Siempre está con nosotros.

Miradla un ratito tan sólo, repasad sus ojos, sus labios, su serenidad, su mirada, su cara... Miradla y respirad profundamente, y sentid que en cada respiración entra en vuestro pecho su amor de Madre.

Vamos a quitarnos hoy todos los miedos que tenemos encima, todo lo que nos preocupa, todo lo que nos inquieta, dejémoslo en sus manos y vamos a mirarla descansando en sus ojos.

Lo peor ya está pasado. Hoy empieza lo bueno de nuestras vidas. Se inicia un período hacia la felicidad plena. Todo va a cambiar porque la has mirado con los ojos del corazón.

Hoy le dedicaremos sólo una frase, una que quede entre nosotros y Ella, veréis cómo entre todos construimos el más grande de los salmos, de alabanza a Dios por la Señora, la Virgen del Rocío.

Me pasaría horas mirándote, Madre, sólo mirándote, porque sé que Tú de mí lo sabes todo.
Escrito por                  
Francisca Duran Redondo     

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