jueves, 16 de febrero de 2012

EL CARRETERO

 
 
Antonio Posada Camino es un hombre del campo, ya mayor, con la piel arrugada y el pelo blanco. Es de Gines, y allí le conocen como "Antoñito" o "El Titi Juana". En otros pueblos de la comarca lo conocen como "Antoñito el Carretero".  
Es, desde hace cincuenta años, el carretero de la carreta del Simpecado de la Hermandad de Gines. Pero desde hace ya unos diez años, Antonio ya no es el mismo. Tenía un hijo, Manolo, que era su alegría, que llegaría a ser más que él porque estudió en la Universidad su carrera, y que además seguía su herencia como carretero.  
Pero... en la Hermandad Rociera de las Marismas del Cielo hacía falta un carretero, y la Virgen quiso llevarse a Manolo.
Desde aquel día, Antoñito ya no es el mismo.... su mirada es triste, apenas habla.... lleva siempre una camisa negra... ¿qué le pasa al carretero? 

 
 
 
EL CARRETERO (sevillanas)

       De entre "to" los rocieros
       que iban andando a mi lao
       me fijé en el carretero
       que llevaba el Simpecao.
       Su piel arrugada,
       canoso su pelo,
       triste la mirada...
       ¿qué le pasa al carretero?
       ¿por qué está serio y no habla?

       Lleva una camisa negra,
       sus bueyes por compañía,
       por dentro esconde una pena
       que deja abierta una "hería".
       Parece que reza
       mirando "pal" cielo,
       mueve la cabeza...
       ¿qué le pasa al carretero?
       ¿por qué llevará promesa?

       Cuando paró la carreta
       del Simpecao en el río,
       entre las aguas del Quema
       lloraba como un chiquillo.
       La Salve rezaba
       buscando consuelo,
       rezaba y lloraba...
       ¿qué le pasa al carretero?
       ¿por qué ese llanto en su alma?

       Se santigüó ante la reja
       y se quitó su sombrero,
       se puso a mirarla a Ella
       y allí encontró su consuelo.
       Y en sus mismas plantas,
       rodillas al suelo,
       dolor en su alma...
       ¿qué le pasa al carretero?
       La mira a Ella y no habla.

       Y me contó un rociero
       que ya no tiene alegría
       porque se le fue a los cielos
       un chiquillo que tenía,
       que también fue carretero.

Desde aquí, mi emocionado recuerdo a Manolo; mi homenaje a Antoñito EL CARRETERO; y mi agradecimiento a Manuel Orta por cantarla y bordarla.

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